La autenticidad puede disociar.

La autenticidad puede disociar.

Una mirada desde el trauma, el apego y la neurobiología somática.

El discurso de la autenticidad puede disociar más de lo que integra.
En los últimos años, las redes sociales se han llenado de frases como “sé tú mismo”, “conecta con tu autenticidad” o “encuentra tu mejor versión”. Aunque estas afirmaciones parecen empoderadoras, pueden generar más desconexión que integración.
¿Por qué? Porque ser auténticos no siempre fue seguro.
Y porque muchos de los rasgos que consideramos parte de nuestra personalidad son, en realidad, respuestas adaptativas a experiencias tempranas de trauma y apego inseguro.

El discurso de la autenticidad puede desregular y disociar más de lo que ayuda, y con una mirada somática y compasiva se puede abrir la puerta a una autenticidad real, encarnada y sostenible.

¿Qué es la autenticidad desde una perspectiva somática y trauma-informada?

La autenticidad no es simplemente “ser uno mismo”. Desde una mirada neurobiológica, ser auténtico implica que el cuerpo se sienta lo suficientemente seguro como para expresarse sin miedo a la pérdida del vínculo o la amenaza.

Gabor Maté, médico y experto en trauma, lo explica así:

"Si de niño tuve que elegir entre ser yo mismo o ser amado, elegí ser amado. Porque sin amor no se sobrevive."

Muchos rasgos de nuestra “personalidad” —como complacer, evitar conflictos, ser siempre fuerte, siempre espiritual, siempre racional— no son rasgos esenciales: son mecanismos de supervivencia que nacieron del miedo a no ser aceptados.
Son estrategias que, sin quererlo, siguen operando desde un sistema nervioso en estado de alerta.

¿Por qué el discurso de la autenticidad puede disociar?

Cuando no se considera la historia de trauma, el estado del sistema nervioso ni la calidad de los vínculos, el llamado a “ser auténtico” se convierte en una exigencia más.

Muchas personas llegan a consulta sintiéndose rotas porque no logran ser auténticas.
Porque sienten que están fallando incluso en “ser ellas mismas”.
Y esto, lejos de sanar, perpetúa la disociación: la desconexión del cuerpo, de las emociones, y de la experiencia interna.

En términos somáticos, esto es importante:
👉 Si el cuerpo no percibe seguridad, la autenticidad no puede emerger.
👉 Sin regulación, no hay presencia. Y sin presencia, no hay autenticidad.

Autenticidad y sistema nervioso: una perspectiva desde la teoría polivagal

La teoría polivagal nos ofrece un mapa claro:

  • Solo cuando el sistema nervioso está en un estado de seguridad (rama ventral del nervio vago), podemos ser creativos, espontáneos y verdaderamente nosotros.

  • Si estamos en modo de defensa (lucha, huida o congelamiento), nuestro cuerpo prioriza la supervivencia, no la autenticidad.

Entonces, el discurso de “sé tú mismo” puede ser un gatillo si no se acompaña con prácticas de regulación somática, trabajo con trauma relacional y acompañamiento seguro.

¿Qué podemos hacer en lugar de exigir autenticidad?

La autenticidad no se fuerza.
Se cultiva en presencia, con tiempo, compasión y seguridad relacional.

En lugar de empujarnos a “ser auténticas”, podríamos preguntarnos:

  • ¿Me siento a salvo en este momento para mostrarme tal como soy?

  • ¿Qué parte de mí aprendió que ser yo era peligroso?

  • ¿Necesito regularme antes de intentar expresarme?

Y sobre todo:

👉 ¿Puedo dejar de exigirme una versión ideal de mí misma, y simplemente estar presente con lo que hay?

Acompañamiento somático para volver a ti

Desde mi enfoque de acompañamiento, no busco ayudarte a “encontrar tu mejor versión”, sino a que puedas habitarte sin juicio.
Explorar tus adaptaciones con compasión.
Reconocer que lo que llamas “personalidad” muchas veces es una historia de protección.
Y abrir espacio a lo auténtico, no como una meta, sino como un regreso al cuerpo y al vínculo.

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2 comentarios

Me encantó este artículo. Resulta tremendamente acertado en un mundo donde actualmente la autenticidad pareciera ser la meta final, y no se toma en cuenta el “crudo” proceso que debe atravesar el ser humano para verdaderamente llegar a SER desde su esencia más pura y más genuina, desde el autoconocimiento y la vulnerabilidad en conjunto con la aceptación de lo que uno mismo ya ES. Entender que la autenticidad no es un producto que pueda adquirirse en el mercado ni comprarse con un curso, es saber desde mi perspectiva que se trata de una labor voluntaria y amorosa de hacer consciente lo inconsciente y abrazarnos tal cual somos, permitiéndonos ser vulnerables y romper(nos) nuestras corazas y estructuras cuantas veces sea necesario.

Raisa

Amé “¿me siento a salvo para mostrarme tal como soy?”, aveces extraño sentirme a salvo.

Taly Louiso

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