Preparación, trauma y la ilusión de la “sesión mágica”
Hoy en día los psicodélicos están más que nunca en titulares, documentales y conversaciones. Se habla de su potencial para la depresión, el trauma, la ansiedad, las adicciones, la espiritualidad. Y sí, son herramientas poderosas. Pero en la práctica clínica y en los procesos de acompañamiento profundo vemos una tendencia preocupante:
Creer que una sola experiencia psicodélica basta para cambiar tu vida.
La verdad es otra: los psicodélicos no son la panacea. No borran tu historia, no reescriben tu biografía, no te convierten en alguien distinto de la noche a la mañana. Lo que hacen es amplificar y poner sobre la mesa lo que estaba oculto, para que tú lo trabajes después.
El trauma no se resuelve con una sola sesión
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El trauma no es lo que nos pasó, sino la desconexión de nosotros mismos que quedó como huella.
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El cuerpo lleva inscrito el dolor de lo que no pudo ser expresado ni sostenido.
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Una experiencia intensa puede abrir esas memorias, pero sin preparación y acompañamiento puede dejarte más expuesto que antes.
Es decir, una ceremonia puede mostrarte la herida, incluso revivirla, pero no necesariamente te da los recursos para sostenerla y transformarla.
El “sanador interno” de Grof: ¿siempre actúa?
Stanislav Grof habló del “sanador interno”, esa inteligencia profunda que orienta los procesos hacia la resolución. Y es cierto: existe en cada uno de nosotros. Pero ese sanador no opera en el vacío. Necesita:
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Un entorno seguro
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Un cuerpo regulado
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Un acompañamiento informado en trauma
Sin estas condiciones, lo que emerge puede ser confusión, retraumatización o simplemente experiencias intensas que luego no sabes cómo integrar.
Jung y el peligro de la experiencia sin conquista
Aquí es donde las palabras de Carl Gustav Jung cobran una relevancia enorme.
Jung escribió:
“Estoy profundamente interesado en todo lo que amplía nuestra comprensión de la psique. Sin embargo, me temo que los estados provocados por drogas no pueden ser integrados verdaderamente en la personalidad. Proveen una experiencia, pero no una conquista.”
Lo que Jung señalaba es que la experiencia, por intensa que sea, no equivale a transformación real. Ver un paisaje no es lo mismo que recorrerlo. Una visión poderosa puede abrirte, sí, pero si no se convierte en trabajo personal, en conquista, se queda como un destello pasajero.
En otra frase clave lo resume con más contundencia:
“Toda experiencia del inconsciente que no haya sido conquistada mediante el esfuerzo personal es perjudicial para el individuo, porque no le pertenece realmente.”
Es decir: lo que no se trabaja, lo que no se integra, no se encarna. Y lejos de liberar, puede fragmentar más.
La ilusión de la medicina como atajo
Muchos llegan a la medicina pensando: “Si me atrevo a vivir una sesión muy fuerte, todo se resolverá”. La realidad es otra:
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Lo que emerge en la sesión es apenas el inicio del trabajo.
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El cambio real sucede en cómo integras lo que viste o sentiste en tu vida diaria.
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Sin ese puente hacia lo cotidiano, la experiencia queda como un recuerdo fascinante, pero estéril.
Otras vías profundas (sin psicodélicos)
Este es otro mito: que los psicodélicos son la única puerta al cambio profundo.
La evidencia clínica y somática nos recuerda que existen otras formas igual de poderosas:
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EMDR para reprocesar memorias traumáticas.
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Terapia Somática para liberar la huella del trauma del cuerpo.
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Respiración holotrópica y respiración terapéutica como vía segura de estados expandidos.
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Movimiento y danza terapéutica para desbloquear emociones estancadas.
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Terapia junguiana o transpersonal para trabajar símbolos, sueños y el inconsciente.
Los psicodélicos son una herramienta, no la única. Y no reemplazan el trabajo interior: lo complementan. Cada uno de estos caminos exige lo mismo que pedía Jung: esfuerzo personal, conquista, integración.
Prepararse es cuidarse
La preparación no es “desconfianza en la medicina”. Es crear las condiciones para que la medicina pueda realmente trabajar contigo.
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Regular tu sistema nervioso.
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Conectar con tu historia y tus heridas.
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Explorar tus motivaciones con honestidad.
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Asegurar un espacio de integración posterior.
Solo así la experiencia se convierte en un puente hacia la transformación real y no en un salto al vacío.
Los psicodélicos son potentes catalizadores, pero no son la solución en sí mismos. El trauma no se resuelve en una sola sesión. El sanador interno existe, pero necesita condiciones. La transformación requiere preparación, acompañamiento e integración.
1 comentario
Es muy grato leerte Val, la forma tan profesional y digerible para abordar un tema tan complejo como son los psicodelicos es fantástica. Hace mucho sentido la importancia de concientizar a las personas sobre este tema, después de 7 años de autoexploración con Enteogenos coincido totalmente en que no existe fórmula mágica, mucho menos una sesión que sane al 100% un trauma, son de gran ayuda y llegan a nuestra vida cuando tienen que llegar! pero en definitiva con un buen proceso de integración, y sin prisa, la Psicoterapia Transpersonal Integrativa en particular, edifica cimientos sólidos, bases firmes. Pero requiere constancia y paciencia, la mente humana se vislumbra fácilmente ante la experiencia psicodelica, desde el Umbral Visual, hasta la Expansión corpórea, pero terminando la sesión con medicina la identificación del Yo sufre cierta perturbación que deja a la persona en ocasiones en un “Loop de Fantasía” en donde aparentemente siente que “ya Sano” lo cual en ocasiones es también una trampa del Ego.
En definitiva el conocerse a uno mismo va más allá del contacto con la medicina o la Psicoterapia, Aquí y ahora estamos en una época en donde afortunadamente existen muchas herramientas para estar mejor y ambas pueden coexistir integrándolas con mucho respeto.
Muchas Felicidades por tu publicación, lo compartí con algunos pacientes.